jueves, 17 de octubre de 2013

Puerto Montt y Hornopiren

Lleguè a Puerto Montt y enseguida me alojé en casa de la señora Graciela. Su casa está en lo más viejo, pero me gustó, aunque a la noche hay que tener algo cuidado. Este sitio va a ser un punto de referencia para mi en lo sucesivo ya que a la vuelta de Hornopiren en los próximos días como a la vuelta de la Patagonia dentro de un mes vendrè acá para tomar el avión a Santiago y desde allí  de regreso para casa.
Casa de madera con baño compartido por 8 lukas o sea 12 euros, pero a gusto. No tenía el primer día leña partida y pasé un poco "fresco".
Por Puerto Montt bien. Lo elegí  porque es la puerta a la Patagonia. Sus calles llenas de gentío  que venden de todo en una mezcla de lo popular con la modernidad. También acá se nota un pasado más vigoroso pero ante todo es donde se concentran  las actividades de la región. Aquí parten los buques a las tierras menos accesibles por tierra del sur de Chile. Gran parte de las orillas del mar y de los fiordos están  con piscinas para la cría de salmones que se exportan mayormente a Japón. Es el "Oro" del Sur y la pesca  que junto a las eléctricas son las actividades más importantes. Antes también lo era la madera de Alerce; ahora está protegida.
Me tocó pasar el día de la "Hispanidad" y no se veía a nadie por las calles hasta el mediodía. Parece ser que el empate contra los colombianos en el mundial después del tres cero del primer tiempo les supo mal. Más vale que el martes ganaron a Ecuador y pasan, lo cual produjo un gran bullicio en las calles, como si hubiesen ganado el mundial o les habrían subido el sueldo. Así que me decidí dar un paseo por la isla de al lado con una buena vista a la bahía y un monte majo.
Por si acaso he comprado una caña y sus utensilios por si habría oportunidad de echar un cañazo, que según Satrus están los ríos llenos de truchas y salmones.
Y lo más importante, he comprado un boleto para el viernes 18 a Puerto Natales a más de mil kilómetros, pero EN BARCO. Hace tiempo que lo venía pensando y es que ahora en Primavera está barato. Son 315 dólares, o sea 210 euros, en tres días de navegación con todo incluido, viendo sitios paradisíacos, vamos, como si fuera un crucero, y desde allá, a las Torres del Paine, a estirar las piernas con algún trekking.
Para esperar a susodicho día decidí ir a la zona de Hornopiren, antes Río Negro, en la carretera austral.
Me lo había aconsejado uno de los topógrafos de Chaihuin que hice migas y ver el parque de Pumalín, propiedad de Tomckins.
Al llegar me enamoré del lugar porque dió la casualidad de que hacía un atardecer espectacular y estaban las montañas nevadas vestidas de rojo y un mar cerrado por las islas, tranquilo. Eso fué un espejismo porque los días sucesivos no paró de llover, por lo menos como en Asturias. No obstante me moví por los alrededores y visité la entrada al Parque Pumalín en un paseo en barco de tres horas viendo fiordos, geisers, termas, y montañas al lado del mar todas nevadas. En fin, de ensueño. Dicen que es más bonito que Noruega. En la primera guerra mundial el crucero alemán Dresden se escondió en uno de los fiordos, que es muy cerrado, para evitar a la escuadra inglesa que le venía siguiendo.
Visité otro día, por invitación del chófer del bus, a las 7 de la mañana una zona con una peligrosa carretera parecida a las de Nepal que la hicieron los militares. Parece que está proyectado extender la carretera Austral lo máximo posible. Ya ayer que hacía buen día fuí al lago Cabrera a unas tres horas y media de camino. Rodeado de montes nevados y el volcán Hornopiden al lado, era espectacular. Allí había un pequeño cementerio dedicado a 29 trabajadores de la madera que murieron sepultados por la ceniza volcánica y que todos los años les hacen una conmemoración. También era impresionante los grandes árboles de Alerces que había, a pesar de la tala. La verdad es que ver tanta masa de árboles y tan grandes no me había tocado nunca. Me tropecé con un leñador que me indicó el camino. Le pregunté por los pumas y me dijo que ahora casi no se ven. Una vez iba a la cabaña  miró atrás y vió que un puma le seguía. Dice que al momento no tuvo miedo porque se fué cuando le vió, pero se metió en la cabaña y no salió en todo el día. Sin embargo me han dicho que en el Parque Pumalín hay muchos pero que no hacen nada.
Otro día que llovía fuí a unas termas en Colocolo. No había nadie para cobrar los 8000 pesos que valía entrar o sea que me salió gratis y si a eso le sumamos que volvía a dedo los 14 kilometros que hay fué redondo. Las termas estaban preparadas al estilo rústico y muy sencillas, pero me gustaron mientras llovía.
En casa la señora Oli me alojé, del hotel Hornopiden, el más viejo del lugar. Respiraba lo rústico de la  madera de Alerce con una vista preciosa sobre la desembocadura al mar del río negro, de los tres que hay, parece mas un lago que el mar ya que está cerrado por varias islas. Me contó y enseño fotografías de hace 29 y 19 años del pueblo, cómo empezó como un aserradero y ahora se dedican a la pesca, la cría del salmón y el turismo. El crecimiento ha sido importante y bastante gente ha comprado y  ha hecho su cabaña.
Me dijo el del bus que la parcela rustica estaba barata y la urbanizable no tanto pero también. Me han dado ganas de mirar pero en invierno hace mucho frío y después llueve mucho, aunque es tan bonito..... 

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