martes, 8 de julio de 2014

Trabzon















Cinco horas y pico duro el viaje desde Erzudun a Trabzon. Me costo 30 liras. No estaba mal para los mas de trescientos kilometros. Me dormia costantemente. Se conoce que la tension la tenia baja. Hasta que llegaron los dos puertos que pasamos, uno de ellos de 2400 metros. Se alternaban la autovia y las obras que no nos dejaron hasta el final.
Cambio de repente el paisaje. Empezamos a ver bosques, montanas verdes y riachuelos. En el segundo puerto de 1700 metros, donde paramos a estirar las piernas, parecia Barazar camino de Bilbao cuando no habia autovia. Pastos y caserios dispersos por todos los lados. Fresco y txirimiri y a paso caracol con mucho trafico y en obras. El conductor, un atrevido o un incosciente pasando a los camiones sin visivılidad entre la niebla.
Asi, llegando a Trabzon, la carretera estaba llena de talleres y alguna fabrica, en un revuelto de suciedad y obras. No era lo que me habia imaginado. Se parecia a Bilbao hace 40 anos, llena de gente y circulacion, llena de vida.
Llegue a la Plaza Ataturk y un estudiante me ayudo a encontrar el hotel. Le invite a un te pero el quiso pagar. Queria entrenarse en ingles conmigo, pero lo tenia claro......
Estaba en lo mas centrico y por 25 euros. Al otro lado de la callejuela tenia una mezquita y el minarete enfrente de mi habitacion. Cuando cantaba el almohicin parecia que estaba al lado.
Me dieron un mapa y fui a investigar. La primera en la frente. Por una callejuela llena de tiendas llegue al lado del puerto y alli me asaltaron las Natashas que estaban a la caza de clientes. Sali corriendo para por si acaso ya que era tarde  estaban cerrando las tiendas y no me fiaba.
Era hora de comer y como todos los dias habia que esperar el cohete por el Ramadan. Porque tiran uno como en los encierros y al canto del almohicin para comer cuando se pone el Sol. Y era kaffkiano. Todo el mundo con un hambre de la leche con la comida delante y la cuchara en la mano y esperando al cohete para empezar. No pasaban coches ni personas. Se paraba todo. Apenas se oıa hablar. Todo esto durante los cinco o diez minutos que dura la comida, porque nos la ventilabamos enseguida. Despues los tes, que duraban hasta tarde en la plaza o en las terrazas o parques pues hay unos cuantos muy buenos.
A los Turcos les encanta el pan y la verdad es que es estupendo. Se forman verdaderas colas para comprarlo. Tambien los pasteles y son unos artistas  haciendolos. Ahora, fuman como chiımeneas, muchos, por no decir todos.
Visite la Iglesia-Mezquita de Ayasofya, la joya de la corona de Trabzon. Pasee por la costa y me meti en el Bazar. Aun lloviendo estaba lleno de gente, sobre todo mujeres.
Al dia siguiente fuı a ver el Monasterio Ortodoxo de Sumela con unos japoneses, metido entre valles frondosos y enriscado, a unos 50 kilometros de Trabson. Muy turistico pero muy interesante.
A la tarde subi a ver la ciudad desde Boztepe, el monte que esta encima de Trabzon. Se parecia a Artxanda, el monte de Bilbao, pero sin funicular. Alli tome la fruta casi a escondidas, porque no se le ve a la gente comer fuera de las horas del Ramadan.
Bueno, Ahora a comer cerezas donde nacieron, en Giresun.

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