lunes, 11 de noviembre de 2013

De Chile Chico a Caleta Tortel

Salí de Calafate a las tres de la mañana rumbo a Los Antiguos por la famosa ruta 40. la mayoría de los pasajeros eran mochileros que iban a Bariloche. Trece horas por la pampa Argentina reseca gran parte de ella donde los guanacos son los únicos que sobreviven a ella y allí donde hay asentamientos humanos también se ven ovejas y vacas. Por toda la ruta en las alambradas de separación se ven numerosos guanacos muertos en el intento de saltarlas , o quien sabe, de los disparos de los rancheros para eliminar la competencia por los pastos.
Ya en Los Antiguos nos bajamos una pareja francesa y yo. Nos juntamos para contratar un taxi para llevarnos a la frontera chilena y después a Chile Chico. Nos hospedamos en el mismo sitio, donde estuvimos tres días compartiendo mesa con las excelentes comidas de doña Carmen que tenía un catarro agarrado.
La pareja francesa me contaron que estaban en el paro y que iban a estar hasta abril llegando a Perú. Muy majos ellos parecía que estábamos viajando juntos. Además de nosotros no vi a mas mochileros y esa ha sido la tónica en general fuera de los circuitos turísticos.
En Chile Chico se vive de las minas de oro que hay y del turismo además de ser la principal salida o entrada a la Argentina. Hasta hace no muchos años que no estaba hecha la carretera , la única comunicación con el resto de Chile era por la barcaza atravesando el lago Carrera hasta Ibañez. Tienen tanta relación con la Argentina que es habitual comprar con pesos argentinos y hay gente de otros sitios que los consideran Argentinos.
Me dediqué a pasear y a pescar en el lago Carreras en la salida del río Jeinimeni que no tuve fortuna ya que donde picaban había que atravesar el río y no quise arriesgarme. Fuí a saludar a un amigo de Satrus que no había manera de pillarlo porque estaba pescando todo el día. Luego me dijeron que vendía todo lo que pescaba.
Pasado el largo fin de semana del 1° de noviembre el lunes se fueron los franceses a Ibañez en la barcaza y yo fuí a esperar la micro que venía de Guadal según pregunté en turismo. Se le ocurrió que ese lunes no quiso venir porque estaba "mala". No me quedó más remedio que probar a hacer dedo. A las dos horas me paró uno que iba a Puerto Tranquilo. Fueron cien kilómetros por una carretera de ripio con algunos tramos peligrosos, siempre a lo largo del lago Carreras el más grande de Chile pero muy bonito aunque no lo pude apreciar mucho dada la velocidad de la camioneta.
Me dejó en Guadal y enseguida me alojé en El Gringo. Me gustó Guadal en la orilla del lago con amplias vistas por todos los lados a las montañas y al lago. Al día siguiente pertrechado de almuerzo y caña de pescar y con las indicaciones pertinentes de un primo pescador de María la Posadera, Fuí primero a ver la cascada del río Maqui a una hora de camino y después a pescar. La cascada era impresionante pero más fué el salmón que pesqué al primer cañazo en un pequeño remanso más abajo de la cascada. Entraban las truchas hasta con trozos de lombriz, creo que hubiesen picado hasta con piedras. Las tiré todas al río porque con el salmón me bastaba. Volví y María me preparó el salmón, comí un trozo y no me gusto mucho porque tenía un cierto sabor a lodo.
María que se considera de derechas me contó las dificultades que tiene para vivir con la hostería que paga arriendo porque no se trabaja ni la mitad del año con el turismo, teniendo que hacer otros trabajos en otros lugares. Esta es la norma en la Patagonia de ahí la movilidad tan grande que se tiene y se conoce casi toda la gente.
Cayeron por el hospedaje dos israelitas majos que estuvieron en el movimiento de los indignados en Tel Aviv el año pasado, y que obligo al gobierno a retroceder y a hacer concesiones. Me contaron las relaciones con los palestinos pues uno de ellos vive a dos kilómetros de Gaza teniendo amistades en la otra parte. María les indicó la mala imagen que tienen los israelitas en Patagonia, por el mal comportamiento que tienen algunos de ellos.A ellos no les hizo ninguna gracia pero agradecieron a María la información y le dijeron que recomendarían la hostería. No es la primero vez que he escuchado esta información.
Al día siguiente tomé una micro que me llevó al cruce. Allí esperando al bus que venía de Coyaique hice dedo en dirección sur hacia puerto Beltrand y el nacimiento del señor río Baker el más grande de Chile, con la polémica represa que quiere hacer Endesa. Un camionero que iba para O´higgins me paró y me llevo hasta Beltrand.
En Beltrand me hospedé al lado del lago en casa de la señora Carmen buena cocinera. Me dediqué a visitar el nacimiento del río y logicamente a pescar. Conocí a don Raul de 84 años, pionero, barquero ganadero, gran pescador se ha dedicado a todo en su vida y sigue estando activo. Pasé con él muchos ratos. Me contó como había nacido Puerto Bertrand y se había colonizado toda la zona. Habían conseguido unos ingleses de Punta Arenas una concesión del Gobierno en Caleta Tortel para explotar los recursos río arriba del río Baker sobre todo la madera y la lana de las ovejas de las ricas praderas de su ribera. Echaron a los indígenas que se opusieron y fueron cazados como conejos porque estorbaban. Hicieron un camino de caballos hasta Beltrand con el fin de poder exportar los productos atravesando los lagos en barcaza hasta la Argentina ya que el lago Carreras se comparte entre los dos paises. Hasta llevaron un barco por tierra hasta el lago.Al cabo de unos años la hacienda fué bandonada. Los chilenos que trabajaban en la Argentina fueron echados y éstos se buscaron la vida ocupando la estancia abandonada. Posteriormente los ingleses reclamaron y hubo un conflicto. Los carabineros llevados allí se negaron a disparar contra sus compatriotas y se solucionó pacificamente.
Esta historia que forma parte de la vida de don Ramón, y más, fueron parte entre cerveza y trago de las conversaciones el lado de la cocinilla de leña.
El segundo día fuimos a ver y a pescar en la desembocadura con cascada del Neff con el Baker, un sitio idilico donde iba con su familia a pasar el día. A la vuelta paramos en un rancho a comprar un metro cuadrado de leña por 8 lukas, como 300 kilos, y le ayudé a cargar y descargar a la llegada. La forma de pescar como todos los de la zona consiste en lanzar como una onza el aparejo con el hilo enrollado a un bote y dejar quieto el cebo. O a cucharilla recojiedolo rapidamente. Estando con el pescando no tuvimos suerte, pero por mi cuenta pesqué varias de ellas y bastante majas. Una de ellas me la preparó la señora Carmen y otra grande se la regalé a un hombre que tenía 4 hijos. Una trucha grande que dejé muerta en un charco del río medio tapada desapareció y eche juramentos por el pescador que me la había quitado, pero me dijeron que había sido un bisón que es una plaga y fueron traidos a estas tierras desde fuera.
Al día siguiente tome la micro a Cochrane y de allá a Caleta Tortel, después de hacer dedo tres horas.
Al atardecer llegué y enseguida busqué alojamiento, sólo, como en la mayoría de ellos por estas tierras.
Con un tiempo paradisíaco me pareció el pueblo totalmente fuera de lo común, porque no hay calles sino pasarelas ya que viven alrededor de la caleta del fiordo que entra de entre los canales del mar que hacen las numerosas islas que hay alrededor. Fuí a recorrer el pueblo por las pasarelas, compré una cerveza y me fuí a beberla a la playa que hay al final en la desembocadura del Baker. Había fotos por todos los lados: de las barcas, del fiordo, de las islas,de las casas casi colgadas. Y encima con un rojo atardecer que hizo que esa noche haría frío. Busqué un sitio para comer y llené el buche ya que no había comido en todo el día, habitual en estos viajes. De camino a la pensión tenía ganas de echar un vino y en un restaurante vi a dos que estaban echando unas cervezas. Entré y pedí un vino. como no tenían más que botella le dije al jefe que era demasiado pero el otro me dijo que nos la beberiamos a medias. Acepté y así conocí a Marcelo Ramón Nahuel Urrutia, personaje donde los aya. Hablamos hasta que se hizo de noche. Me ofreció su chabola para dormir y le dije que ya había pagado el alojamiento de los dos días. Pero quedamos para el día siguiente a la tarde. Pasé frío a la noche y me levanté tarde a las 9 por la calorica de la cama. Después de desayunar fuí a ver el cero que está encima del pueblo. Todo marcado y en gran parte tipo pasarela ya que está muy empapado de musgo, agua y hierba. De arriba una vista impresionante con toda la desembocadura del río Baker y seis brazos de agua, rodeado de montañas nevadas de unos 1500 metros, glaciales y cascadas. No sé, pero quizás sea la imagen idílica que se tiene de lo puede ser un paraiso. Allí me quedé buen rato sentado, pasmado. Después de comer fuí a ver a Marcelo, con la caña, claro.Me recibió en su chabola que está como a 20 minutos del pueblo en tierra firme, junto al aserradero, el embarcadero y el pequeño aerodromo. Estaba hecha de pedazos de restos de troncos aserrados y con una chapa encima. Dentro un habitáculo con una cama hecha de trozos de madera a modo de catre y un colchón encima con unas mantas alguna quemada. La moto sierra y algunas herramientas más estaban revueltas con el resto de las cosas. Y al fondo de los 12 metros cuadrados. estaba el fuego de un barril partido por la mitad y con un agujero por donde echar la leña. Otro colchón cubierto con un plástico y alguna manta más también. Se dedica a todo y ha sido de todo. Cuida el embarcadero junto con su hermano que vive al lado en una casa normal con su mujer y sus hijos. Le ayuda a su hermano en el aserradero. Ayuda al embarcar y desembarcar los productos para el pueblo ya que al no haber calles los productos tienen que ser llevados por barca hasta los embarcaderos del pueblo. En verano conduce barcas a los turistas por los fiordos. En otoño se va a pescar a mar abierto. En invierno se lo pasa a veces fuera. Domador de potros con coces en el pecho y hombros. Con su difunto hermano cantando con la guitarra en los rodeos o allí donde le llamen. Pero sobre todo, buena persona, amiga del alcohol, por circunstancias de la vida. Lo da todo sin esperar nada. Sólo la amistad y el cariño. Me quedo con él. Fuimos a pescar un rato cuando la marea empezaba a subir, pero bajaba demasiado turbia y apenas entraron unos peces pequeños. Me enseñó el Quincho, lugar donde se festeja la gente por cualquier acontecimiento. El día de su cumpleaños, 42, unos días antes, se habían comido entre cuatro un cordero de 12 kilos con 24 cervezas, algunas botellas de vino y algunas de Chicha.
Al llegar la noche me fuí y quedamos al día siguiente a la mañana antes de que me iría para Cochrane. Al día siguiente lloviendo pero fuí para allí con litro y medio de vino, longanizas y patatas. Hicimos fuego fuera porque se estaba mejor y allí estuvimos tomando y comiendo. ¿ Qué canciones cantó de estas chilenas que cantan los gauchos hablando de cada detalle de la naturaleza o de la vida? Se pasó rapidamente el rato y quedamos en tomar nuestras direcciones y llamarnos. Algún día volveré a Chile y lo buscaré para saludarlo, si está vivo para entonces, porque la forma de vida que tiene y su salud, no sé, ojala dure mucho.Con pena fuí para Cochrane dirección norte a terminar el pasaje por la Patagonia.

















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