sábado, 23 de noviembre de 2013

De Caleta Tortel a Palena

Salí de Tortel hacia Cochrane el domingo lloviendo y mi intención era tomar el lunes el bus para Coyaique porque me había quedado con poco dinero y el único lugar donde podía sacar era en Coyaique. Resulta que el lunes no salía ninguno y sí el martes, así que me tuve que quedar otro día más en Cochrane. Aproveché para cambiar algún euro. Al llegar fuí a comer y me encontré con la parja de Santiago que había estado en Tortel con Marcelo. Nos llevamos muy bien contandonos nuestras experiencias y hablando sobre el personaje de Marcelo. Más tarde los volví a encontrar en Coyaique y quedamos para vernos en Santiago.
Estuve en la agrupación electoral de Aisen contra las represas en los ríos Baker y Pascua que quiere hacer Endesa y me dieron propaganda. Hay una gran sensibilidad sobre el tema y de hecho había habido recientemente alguna manifestación.
Ya el martes salimos para Coyaique con aguanieve. A la altura de Bertrand el bus se cruzó por la nieve y tuvimos que sacarlo tirando de pala  y con la ayuda de un 4x4 con una sierga.
A mi lado se había sentado una señora mayor que vivía en el lago Cochrane a una hora de camino. Se sentía feliz de vivir allí y me gustó lo que dijo, así que nos pasamos los correos y cuando tenga hospedaje me dirá para que vaya por allí.
Ya en Coyaique depués de ocho horas de viaje encontré buen hospedaje y después de cenar llamé a Victor, con quien había estado en Valdivia junto a su Hermana y su madre en la cervecería Kutsman. Vino con su mujer en la micro que utilizan para transportar niños a los colegios. Después de hacer unas compras fuimos a su casa donde estaban sus tres hijos con su hermana y su marido. Me sorprendió la relacción tan fuerte que hay en su familia ya que casi todos los días se hacen visitas entre ellos. Después de saludar a su madre que está enferma pero con ánimo, echamos unas cervezas en su casa y a la una tomé un taxi por consejo suyo por seguridad, y fuí al hospedaje.
Al día siguiente fuí a conocer el parque nacional que está a siete kilómetros e hice un trkking de tres horas. Aunque no es gran cosa me sivió para estirar las piernas y estar en contacto con la naturaleza.
Al otro día estuve pescando en la confluencia de dos ríos y me quitaban las truchas las lombrices enseguida. Tambiénme tocó ver una manifestación y huelga de empleados públicos en la que participaban hasta los jueces. Como estaban en campaña electoral había en las calles bastantes carteles y caravanas de coches, pero no aprecié un gran seguimiento.
Estaba sentado en un banco en la plaza y entablé conversación con una chica que estaba al lado esperando a su pololo. Empezamos hablando de la cantidad de perros sueltos que hay en las calles y que han llegado a matar a alguna persona, y terminamos hablando de política y me dijo que había grandes problemas pero que ella veía que nadie les presentaba soluciones. Como después se confirmó, la juventud no participó casi en las elecciones habiendo una altísima abstención.
Decidí pasar el fin de semana de elecciones  en Puerto Cisnes y fuí para allá. Por recomendación del dueño del bar donde comía en Coyaique, me alojé en el Bella Vista, donde paran los trabajadores  de paso y me enteré después que era de una familia mormona. No es de extrañar porque en todo el sur de Chile se ven muchas iglesias evangelistas y de otro tipo. Allí en Cisnes por lo menos había 5 en una población de 2.500 habitantes.
Puerto Cisnes está en la entrada de unos canales y fiordos que dan al mar y a la desembocadura del río Cisnes. O sea, estupendo. Fuí a reconocer la desembocadura y allí encontré a Mansilla, jubilado del mar que vive allí con algunas vacas y con sus perros. Me contó un poco de su vida pues había navegado en una barcaza recorriendo todos los puertos entre Chiloé y la costa continental, y me informó de la pesca en el río. Le había dado una trombosis y andaba mal. Me dijo de ir en el bote al día siguiente si hacía buen día. Tras casi dos horas de marcha río arriba llegué a un buen remanso y me puse a pescar. A los pocos cañazos saqué una trucha maja, pero la única, porque hacía tan buen día que se dedicaron a tumbarse, como hice yo a la orilla del río. Se la regalé a Mansilla.
Al día siguiente era día de elecciones y hacía un día perro, pues llovía y hacía frío, pero bueno para estar al lado del fogón.
Fuí a verle al día siguiente y no aparecía. Había comprado algo de comer y de beber y allí había un joven y uno mayor echando unas cervezas. Me uní a ellos y saqué la comida y la bebida. Compartimos todo con buen ambiente. El joven era leñador y sacaba una pasta por metro de leña partida, y el mayor trabajaba en una fábrica de mallas para las salmoneras pero ese día no había ido a trabajar. Vino también un amigo de Mansilla con unos choritos para limpiarlos. Había sacado 300 lukas vendiendo choritos en las dos tiendas que tenía. Enseguida salió Mansilla con sus perros, con cara de resaca, ya que había ganado la Bachelet y lo había celebrado ampliamente. El caso es que nos juntamos uno de cada madre departiendo y tomando.
En el hospedaje estuve hablando con una gente que trabaja en las salmoneras y me contaron  que estando en la isla Magdalena, que es la segunda más grande de Chile y estaba enfrente, tenían en un fiordo una salmonera que está debajo del volcán Mentolat que en los días claros estaba precioso, y un día avistaron una familia de orcas y uno de ellos las grabó en video. Decían que eran zonas en que nadie había pisado y que era alucinante. Le pregunté cómo se podía llegar allí y me dijeron la posibilidad de que la compañía salmonera haría un tour turístico de visita a las salmoneras. Habrá que tenerlo en cuenta.
El lunes salimos para Puyuhuapi para ver el pueblo que me habían dicho que era muy bonito. Mi intención era pasar un par de días allí visitando el parque Queulat y el glacial colgante, pero el bus de Becker sólo pasaba por allí los martes y sábados y no tuve más remedio que visitar el pueblo y partir al día siguiente. Puyuhuapi un pueblo bonito y muy tranquilo  al final del fiordo y dedicado a la pesca de la merluza que va para España. Está tan esquilmada que tienen que salir a alta mar a pescarla. Colonizado por alemanes de eslovaquia a mediados del siglo pasado.
Compré boleto para Puerto Cárdenas para visitar a doña Luzvira por encargo de Satrus, y a comer bien y a pescar de paso. El caso es que en el viaje me enteré por el chofer, ratificado después por un pariente de doña Luzvira, que había ido al norte porque estaba enferma, y no había nadie por allí. Me resultaba raro porque había llamado varias veces por teléfono y me salía siempre el buzón de voz..
Así que sobre la marcha hablando con unos y con otros, bajé en Santa Lucía con la inteción de desviarme a conocer Futalefú, muy famoso por sus raftings.
Por toda la carretera Austral está llena de obras porque quieren ampliarla  y ponerle piso de cemento que es lo que se usa aquí por la climatología y los recorridos se hacen largos,  penosos y a veces peligrosos. Recorridos de 90 kilometros que hay de Puyuhuapi a Santa Lucía costaron 6 horas.
 Santa Lucía es un pueblo hecho en la época de Pinochet que fué el que hizo construir la carretera Austral usando al ejército. Es el cruce de camino hacia los pasos de frontera con Argentina de Futalefú y Palena. Hablé con un argentino afincado allí y me contó un poco la historia del pueblo. Me alojé de churro en un hospedaje lleno de trabajadores de las obras, que la verdad están en unas condiciones precarias. Allí vimos el partido amistoso de Chile contra Brasil pero no lo terminamos porque nos moríamos de sueño.
Mientras cenaba, un señor de la municipalidad de Palena me invitó a ir a Palena que está en la dirección de Futa pero no es tan turistico, diciendome que me iba a gustar. Conque al día siguiente fuí a Palena, A diez kilómetros de Argentina, a ver lo que era aquello. Bueno, no sé si es porque tenía ganas de estar descansando unos días o es que me gusto tanto el sitio, el caso es que me quedé cinco días. Buscando alojamiento, George, un chileno de Valdivia que estaba haciendo un trabajo para una empresa turística, me indicó un sitio donde alojarme. Hector y Meche con sus tres hijos, en su casa estuve casi como en la mía. El es pintor de brocha gorda pero le pega a todo lo que sale y guía de montaña además de korrikolari, y Meche trabaja con los niños desasistidos.
Palena tiene muchas posibilidades de todo, de monte, de caballo, de pesca. Al día siguiente fuí en una micro que va una vez a la semana a conocer California, lugar idílico, con unas praderas bellas con el río Tigre al lado. El río Palena el más grande de Chile cerca del pueblo. Por los alrededores cerros nevados por todos los sitios. Estuve en el rodeo con el chaval que lo lleva y me dijo que al día siguiente me montaría en un caballo. Pero como llegué tarde no fué así. Subí con Héctor al cerro La Bandera todo a derecho en una hora a todo correr. Había unas vistas muy bonitas. Tomé la micro a las 6 de la mañana y fuí a ver el glacial Yelcho con una hora de caminata. Según me dijeron había retrocedido en 20 años un kilometro. Sólo por la caminata merecía la pena pero el glacial estaba impresionante.
Participé en una fiesta en su casa de un montón de niños y algunos padres con motivo del fin de curso, donde departimos ampliamente.
Tanto en el río Tigre como en el Palena calleron algunas truchas pues hay mucha pesca y grandes salmones.
Ya he quedado en volver porque quiero bajar el río Palena hasta su desembocadura en balsa, quiero hacer una ruta a caballo de varios días desde Palena a Lago Verde durmiendo a lo gaucho, quiero ir con Héctor a la base del cerro Moro a ver las lagunas y algún otro cerro más y quiero pescar, o sea que nos hemos dado los correos para informarnos y para el verano austral del 2015.Allí estaré.




















lunes, 11 de noviembre de 2013

De Chile Chico a Caleta Tortel

Salí de Calafate a las tres de la mañana rumbo a Los Antiguos por la famosa ruta 40. la mayoría de los pasajeros eran mochileros que iban a Bariloche. Trece horas por la pampa Argentina reseca gran parte de ella donde los guanacos son los únicos que sobreviven a ella y allí donde hay asentamientos humanos también se ven ovejas y vacas. Por toda la ruta en las alambradas de separación se ven numerosos guanacos muertos en el intento de saltarlas , o quien sabe, de los disparos de los rancheros para eliminar la competencia por los pastos.
Ya en Los Antiguos nos bajamos una pareja francesa y yo. Nos juntamos para contratar un taxi para llevarnos a la frontera chilena y después a Chile Chico. Nos hospedamos en el mismo sitio, donde estuvimos tres días compartiendo mesa con las excelentes comidas de doña Carmen que tenía un catarro agarrado.
La pareja francesa me contaron que estaban en el paro y que iban a estar hasta abril llegando a Perú. Muy majos ellos parecía que estábamos viajando juntos. Además de nosotros no vi a mas mochileros y esa ha sido la tónica en general fuera de los circuitos turísticos.
En Chile Chico se vive de las minas de oro que hay y del turismo además de ser la principal salida o entrada a la Argentina. Hasta hace no muchos años que no estaba hecha la carretera , la única comunicación con el resto de Chile era por la barcaza atravesando el lago Carrera hasta Ibañez. Tienen tanta relación con la Argentina que es habitual comprar con pesos argentinos y hay gente de otros sitios que los consideran Argentinos.
Me dediqué a pasear y a pescar en el lago Carreras en la salida del río Jeinimeni que no tuve fortuna ya que donde picaban había que atravesar el río y no quise arriesgarme. Fuí a saludar a un amigo de Satrus que no había manera de pillarlo porque estaba pescando todo el día. Luego me dijeron que vendía todo lo que pescaba.
Pasado el largo fin de semana del 1° de noviembre el lunes se fueron los franceses a Ibañez en la barcaza y yo fuí a esperar la micro que venía de Guadal según pregunté en turismo. Se le ocurrió que ese lunes no quiso venir porque estaba "mala". No me quedó más remedio que probar a hacer dedo. A las dos horas me paró uno que iba a Puerto Tranquilo. Fueron cien kilómetros por una carretera de ripio con algunos tramos peligrosos, siempre a lo largo del lago Carreras el más grande de Chile pero muy bonito aunque no lo pude apreciar mucho dada la velocidad de la camioneta.
Me dejó en Guadal y enseguida me alojé en El Gringo. Me gustó Guadal en la orilla del lago con amplias vistas por todos los lados a las montañas y al lago. Al día siguiente pertrechado de almuerzo y caña de pescar y con las indicaciones pertinentes de un primo pescador de María la Posadera, Fuí primero a ver la cascada del río Maqui a una hora de camino y después a pescar. La cascada era impresionante pero más fué el salmón que pesqué al primer cañazo en un pequeño remanso más abajo de la cascada. Entraban las truchas hasta con trozos de lombriz, creo que hubiesen picado hasta con piedras. Las tiré todas al río porque con el salmón me bastaba. Volví y María me preparó el salmón, comí un trozo y no me gusto mucho porque tenía un cierto sabor a lodo.
María que se considera de derechas me contó las dificultades que tiene para vivir con la hostería que paga arriendo porque no se trabaja ni la mitad del año con el turismo, teniendo que hacer otros trabajos en otros lugares. Esta es la norma en la Patagonia de ahí la movilidad tan grande que se tiene y se conoce casi toda la gente.
Cayeron por el hospedaje dos israelitas majos que estuvieron en el movimiento de los indignados en Tel Aviv el año pasado, y que obligo al gobierno a retroceder y a hacer concesiones. Me contaron las relaciones con los palestinos pues uno de ellos vive a dos kilómetros de Gaza teniendo amistades en la otra parte. María les indicó la mala imagen que tienen los israelitas en Patagonia, por el mal comportamiento que tienen algunos de ellos.A ellos no les hizo ninguna gracia pero agradecieron a María la información y le dijeron que recomendarían la hostería. No es la primero vez que he escuchado esta información.
Al día siguiente tomé una micro que me llevó al cruce. Allí esperando al bus que venía de Coyaique hice dedo en dirección sur hacia puerto Beltrand y el nacimiento del señor río Baker el más grande de Chile, con la polémica represa que quiere hacer Endesa. Un camionero que iba para O´higgins me paró y me llevo hasta Beltrand.
En Beltrand me hospedé al lado del lago en casa de la señora Carmen buena cocinera. Me dediqué a visitar el nacimiento del río y logicamente a pescar. Conocí a don Raul de 84 años, pionero, barquero ganadero, gran pescador se ha dedicado a todo en su vida y sigue estando activo. Pasé con él muchos ratos. Me contó como había nacido Puerto Bertrand y se había colonizado toda la zona. Habían conseguido unos ingleses de Punta Arenas una concesión del Gobierno en Caleta Tortel para explotar los recursos río arriba del río Baker sobre todo la madera y la lana de las ovejas de las ricas praderas de su ribera. Echaron a los indígenas que se opusieron y fueron cazados como conejos porque estorbaban. Hicieron un camino de caballos hasta Beltrand con el fin de poder exportar los productos atravesando los lagos en barcaza hasta la Argentina ya que el lago Carreras se comparte entre los dos paises. Hasta llevaron un barco por tierra hasta el lago.Al cabo de unos años la hacienda fué bandonada. Los chilenos que trabajaban en la Argentina fueron echados y éstos se buscaron la vida ocupando la estancia abandonada. Posteriormente los ingleses reclamaron y hubo un conflicto. Los carabineros llevados allí se negaron a disparar contra sus compatriotas y se solucionó pacificamente.
Esta historia que forma parte de la vida de don Ramón, y más, fueron parte entre cerveza y trago de las conversaciones el lado de la cocinilla de leña.
El segundo día fuimos a ver y a pescar en la desembocadura con cascada del Neff con el Baker, un sitio idilico donde iba con su familia a pasar el día. A la vuelta paramos en un rancho a comprar un metro cuadrado de leña por 8 lukas, como 300 kilos, y le ayudé a cargar y descargar a la llegada. La forma de pescar como todos los de la zona consiste en lanzar como una onza el aparejo con el hilo enrollado a un bote y dejar quieto el cebo. O a cucharilla recojiedolo rapidamente. Estando con el pescando no tuvimos suerte, pero por mi cuenta pesqué varias de ellas y bastante majas. Una de ellas me la preparó la señora Carmen y otra grande se la regalé a un hombre que tenía 4 hijos. Una trucha grande que dejé muerta en un charco del río medio tapada desapareció y eche juramentos por el pescador que me la había quitado, pero me dijeron que había sido un bisón que es una plaga y fueron traidos a estas tierras desde fuera.
Al día siguiente tome la micro a Cochrane y de allá a Caleta Tortel, después de hacer dedo tres horas.
Al atardecer llegué y enseguida busqué alojamiento, sólo, como en la mayoría de ellos por estas tierras.
Con un tiempo paradisíaco me pareció el pueblo totalmente fuera de lo común, porque no hay calles sino pasarelas ya que viven alrededor de la caleta del fiordo que entra de entre los canales del mar que hacen las numerosas islas que hay alrededor. Fuí a recorrer el pueblo por las pasarelas, compré una cerveza y me fuí a beberla a la playa que hay al final en la desembocadura del Baker. Había fotos por todos los lados: de las barcas, del fiordo, de las islas,de las casas casi colgadas. Y encima con un rojo atardecer que hizo que esa noche haría frío. Busqué un sitio para comer y llené el buche ya que no había comido en todo el día, habitual en estos viajes. De camino a la pensión tenía ganas de echar un vino y en un restaurante vi a dos que estaban echando unas cervezas. Entré y pedí un vino. como no tenían más que botella le dije al jefe que era demasiado pero el otro me dijo que nos la beberiamos a medias. Acepté y así conocí a Marcelo Ramón Nahuel Urrutia, personaje donde los aya. Hablamos hasta que se hizo de noche. Me ofreció su chabola para dormir y le dije que ya había pagado el alojamiento de los dos días. Pero quedamos para el día siguiente a la tarde. Pasé frío a la noche y me levanté tarde a las 9 por la calorica de la cama. Después de desayunar fuí a ver el cero que está encima del pueblo. Todo marcado y en gran parte tipo pasarela ya que está muy empapado de musgo, agua y hierba. De arriba una vista impresionante con toda la desembocadura del río Baker y seis brazos de agua, rodeado de montañas nevadas de unos 1500 metros, glaciales y cascadas. No sé, pero quizás sea la imagen idílica que se tiene de lo puede ser un paraiso. Allí me quedé buen rato sentado, pasmado. Después de comer fuí a ver a Marcelo, con la caña, claro.Me recibió en su chabola que está como a 20 minutos del pueblo en tierra firme, junto al aserradero, el embarcadero y el pequeño aerodromo. Estaba hecha de pedazos de restos de troncos aserrados y con una chapa encima. Dentro un habitáculo con una cama hecha de trozos de madera a modo de catre y un colchón encima con unas mantas alguna quemada. La moto sierra y algunas herramientas más estaban revueltas con el resto de las cosas. Y al fondo de los 12 metros cuadrados. estaba el fuego de un barril partido por la mitad y con un agujero por donde echar la leña. Otro colchón cubierto con un plástico y alguna manta más también. Se dedica a todo y ha sido de todo. Cuida el embarcadero junto con su hermano que vive al lado en una casa normal con su mujer y sus hijos. Le ayuda a su hermano en el aserradero. Ayuda al embarcar y desembarcar los productos para el pueblo ya que al no haber calles los productos tienen que ser llevados por barca hasta los embarcaderos del pueblo. En verano conduce barcas a los turistas por los fiordos. En otoño se va a pescar a mar abierto. En invierno se lo pasa a veces fuera. Domador de potros con coces en el pecho y hombros. Con su difunto hermano cantando con la guitarra en los rodeos o allí donde le llamen. Pero sobre todo, buena persona, amiga del alcohol, por circunstancias de la vida. Lo da todo sin esperar nada. Sólo la amistad y el cariño. Me quedo con él. Fuimos a pescar un rato cuando la marea empezaba a subir, pero bajaba demasiado turbia y apenas entraron unos peces pequeños. Me enseñó el Quincho, lugar donde se festeja la gente por cualquier acontecimiento. El día de su cumpleaños, 42, unos días antes, se habían comido entre cuatro un cordero de 12 kilos con 24 cervezas, algunas botellas de vino y algunas de Chicha.
Al llegar la noche me fuí y quedamos al día siguiente a la mañana antes de que me iría para Cochrane. Al día siguiente lloviendo pero fuí para allí con litro y medio de vino, longanizas y patatas. Hicimos fuego fuera porque se estaba mejor y allí estuvimos tomando y comiendo. ¿ Qué canciones cantó de estas chilenas que cantan los gauchos hablando de cada detalle de la naturaleza o de la vida? Se pasó rapidamente el rato y quedamos en tomar nuestras direcciones y llamarnos. Algún día volveré a Chile y lo buscaré para saludarlo, si está vivo para entonces, porque la forma de vida que tiene y su salud, no sé, ojala dure mucho.Con pena fuí para Cochrane dirección norte a terminar el pasaje por la Patagonia.

















sábado, 2 de noviembre de 2013

De tierra de fuego al fitz Roy

Bajé de las Torres del Paine cansadico porque zapateé los tres días que estuve y para despedida en el catamarán del lago, una grandiosa vista de todo el macizo.
Llegué al rodoviario de Natales y pensaba dormir esa noche allí pero se me ocurrió preguntar si había bus para Punta Arenas, y sí había. O sea que lo tomé y en media hora salió. Llegué a Punta Arenas tarde y preguntando se va a Roma, y en media hora ya tenía pensión en casa de la señora Carmen de Residencial Coirón por 10 lukas con desayuno. Una señora de 80 años que me contó su vida, que como todas tiene su historia. Al día siguiente fuí rápidamente a investigar la salida del ferry para Puerto Willians en territorio Chileno lo más al sur de América. Pues resulta que había salido el día anterior y yo estaba convencido que salía al día siguiente sábado, o sea que me llevé un txasko.
Pero bueno, vi la ciudad, bastante industrial, ventosa y fría que como no hay árboles se calientan gracias a los yacimientos de gas que hay por allí. Me imagino que los originarios y los pioneros de esa zona se las verían bastante mal. Antes de hacerse el canal de Panamá pasaban por allí muchos barcos para ir a la costa del océano Pacífico, y tuvo mucho explendor, además de la exportación de la lana y del pescado.
Tomé a los dos días un billete dirección a Río Grande camino de Ushuaia. El mismo viento del los días anteriores y el mismo frío. Pasamos el estrecho de Magallanes en un ferry que se tenía que poner casi frente al viento avanzando lentamente porque si no lo podría tumbar. Entramos a territorio de Tierra de Fuego y se llama así porque cuando Magallanes exploró la zona para hallar un paso se encontró que en las costas de los canales había grandes fogatas, pues era el modo que los nativos tenían para que no se quedasen sin fuego y de calentarse.
Sin apenas carreteras asfaltadas pasamos la frontera con Argentina en una tierra yerma y llegamos a Río Grande, la ciudad más cara y desarrollada que he visto hasta ahora en el viaje. Y eso lo confirmé con unos de Salta que me encontré en la pensión. Había tiendas buenas con artículos caros, no pocas, y la gente con unos carros buenos y buena ropa. Mucho consumo la gente de allá que se dedica a la industria de electrónica entre otras, según me dijeron después. Más vale que estaba de paso. Al día siguiente a Ushuaia el punto más al sur de la Argentina. En el camino se empezaron a ver árboles, lagos,  montañas y nieve y eso animó el viaje. En Ushuaia encontré un hostel algo caro pero muy confortable de una gente oriunda de Bolivia. Como en otros puertos que he visto en Chile, la ciudad está construida en la costa y hacia la montaña cuesta arriba, hecha de forma anárquica, pues fuera de dos o tres calles principales, el resto no tienen ninguna organización. Me contó un taxista que cuando recalan en verano dos o tres gigantes transatlanticos de 4 o 5 mil personas, en éste momento sólo había uno, la calle principal se llena de gente y es imposible transitar. Es principalmente de lo que viven pues la fama de ser la ciudad más al sur llama la curiosidad de la gente. Practicamente hecha para el gran turismo, aunque hay que decirlo, tiene su merecida fama, porque a sus espaldas están cercanas las montañas nevadas, hay un glacial a dos horas de camino andando, y tiene el canal de Beagle desde donde pasan ahora los barcos de una costa a otra, además de ser la entrada a la Antártica.
Al llegar a la mañana hacía buena temperatura sobre 18 grados o más. A la tarde se puso a llover con rabia y me calé. Entre a un par de museos para calentarme y secarme y por el atardecer mientras cenaba empezó a nevar. Me refugié en el hostel y a la mañana siguiente el día salió radiante tanto fué así que hacía calor sin viento ni nada. Fuí en un catamarán a hacer un tour para ver el Canal de Beagle por la mañana que fué una turistada pero vamos, que hay que hacerla, y a la tarde hice lo que hacía la gente de allá que es salir en los días buenos, que son muy pocos, a tomar el sol al lado del mar en la hierba tumbados con los hijos, los perros y muchas cuadrillas de jóvenes. Para mi fué lo mejor de mi estancia allí.
Al atardecer compré un vuelo para Calafate para ver el Perito Moreno e ir al Fitz Roy. Calculé lo que me iba a costar en autobús y el tiempo y mereció la pena, porque aparte de que iba a ser una paliza de bus, y  tengo la columna un poco renqueante, en una hora y cuarto estaba al día siguiente en El Calafate.
Pensaba esa misma tarde en El Calafate ir al Perito Moreno y así dedicar más tiempo después en el Fitz Roy. Pero ya habían salido o sea que al día siguiente fuí al Perito. Aunque es una turistada hay que verlo porque esas moles de hielo tan cerca no se ven todos los días. Te puedes quedar horas mirando el glacial y ver los bloques de hielo con su ensordecedor ruido, caer en los lagos que están divididos en dos porque el mismo glacial hace de tapón. Con un catamarán fuimos a ver el glacial a poca distancia desde el lago inferior. Cuando lo ves debajo esos bloques de hasta 60 metros de altura te das cuenta de lo grande que es y la naturaleza lo que es capaz de hacer.
 Han hecho unas escalinatas de kilómetros para verlo de distintos ángulos y una infraestructura impresionante, una cartretera de 80 kilómetros hasta el glacial, y el mismo Calafate está hecho para el Perito con lo que supone de infraestructura. En fin, un gasto enorme para el beneficio sobre todo para las grandes compañías turísticas.
Por eso no me gustó Calafate, super turístico y aunque no había todavía mucha gente, casi todos estranjeros , tan turístico me aburre.
El caso es que tenía la esperanza de que después de estar unos días en el trekking del Fitz Roy seguiría como tenía previsto seguir andando hasta entrar en Chile por O´ Higgins desde El Chaltén. Pero me dijeron que no estaba abierto el paso. O sea que compré un boleto para El Chaltén para hacer el trekking hasta la base del Fitz Roy, y compré otro boleto para entrar en Chile otra vez desde Los Antiguos porque precisamente el día uno de Noviembre se  habría la ruta 40 que habia estado cerrada para autobuses todo el invierno y el bus de focsa sale cada cuatro días. De otra manera había que dar una vuelta de mas de dos días desde Río Gallegos.
No me quedó más remedio que reducir el trekking a un día.
Fué rápido. Llegué al Chaltén desde Calafate en tres horas después de 200 kilometros de noche ya después de una parada en la estancia Los Leones donde les invité a un pote al chofer y al panadero del Chaltén con su hija pequeña , junto conmigo los únicos ocupantes, para celebrar la llegada a lo que más me ilusionaba que era ver con mis propios ojos el Fitz Roy, mítico en la historia del alpinismo de los Terray, Bonatti etc. Me hice amigo del panadero y al día siguiente a la ida y a la vuelta lo visité.
 Me hospedé en  Rancho Grande y para las seis estaba arriba y a las siete menos cuarto andano. Sólo, viendo el amanecer. Había desayunado un té de coca que traía de Salta y un par de pastas, así que subía como una moto. Al llegar al mirador del Fitz escuché un rugido cercano y no vi nada. Después me dijeron que sería un Puma. Desde el mirador estaba exuberante la montaña. Acompañado el Fitz Roy por su esposa y sus hijos todos ellos acabados en punta y nevados, rodeados de nubes y glaciales como si un manto de lana les cubriese y protegiese. Se me hizo el recorrido idílico andando y viendo la montaña  y el mismo bosque acompañaba ese estado de emoción que tenía. Pasé por el campamento de escalada donde Eneko me recordaba que Terray estuvo esperando a su compañero días enteros protegido entre los árboles al pié del monte.
Llegué en tres horas y cuarto lo que cuesta más de cuatro al miardor al pié del lago que estaba helado.
Allí había cuatro alemanes que habían dormido abajo y estuve disfrutando con ellos de la vista.
Más de una hora embebido de los picos que me rodeaban porque hacía un día extraordinario, como pocos, pues no es frecuente. Y no hacía frío pese a que estaba a más de 1000 metros de altura con glaciales al lado. Algo tendrá que ver el cambio climático porque como me dijo el panadero llebaban unos años que ya no nevaba ni hacía frío como antes. Ese cuento también lo llevo escuchando en todo el viaje y por todos los sitios donde he estado.
Ya cuando bajaba me tropecé con la gente que subía, que no era poca. ¿Cómo tendrá que ser ésto en pleno verano?
Cómo de costumbre busqué un río y me zambullí en pelota picada, fuí a zamparme unas empanadillas en la panadería del amigo donde tuvimos una charla muy maja.
Y a esperar el autobús de vuelta donde me encontré con un personaje curioso. De Elorrio de unos 70 años y muy euskaldún, donde a los ingleses y americanos les habla en euskera. ¿ Qué se piensan ellos que con su inglés son los amos del mundo o qué? decía. Estaba en constante viaje y decidía a dónde ir dependiendo dónde le daba el viento a su dedo en alto. Decía que regresaría a casa allá por el 2015.
Logicamete echamos una cerveza juntos.
Al atadecer llegué al Calafate, echarme cuatro horas encima de la cama para al día siguiente tomar el bus por la ruta cuarenta a las tres de la mañana y estar en Los Antiguos a media tarde.
Pero ese es otro asunto