martes, 3 de diciembre de 2013

De Palena a Santiago






















De madrugada salimos para El Chaitèn. Allì habia que tomar el transbordador que nos llevarìa a Queillòn en la isla de Chiloe. El viaje fuè ràpido. Pasamos por Puerto Càrdenas y la verdad es que era muy bonito. A partir de allì la carretera pasaba a se asfaltada hasta El Chaitèn. Me dejò la micro en la costalera y conmigo bajò George que iba dormifo en la micro y no lo habìa visto. El iba a Puerto Montt para Valdivia, de donde era. Coincidencia en las aficciones. Le gusta la fotografìa y en parte es su forma de trabajo. Ha conocido un montòn de sitios a veces remotos para el catàlogo turistico de la empresa donde trabaja. Conversamos tomando un cafè sobre los sitios donde habìa estado. Quedè en pasarle fotos para ayudarle en su trabajo y seguir en contacto por face. Una làstima no estar màs tiempo con èl.
La barcaza saliò puntual hacia Queillòn. En ella me encontrè con un señor que iba con dos hijos y andaba de paseo. Trabajaba en las obras de la carretera Austral y me dijo que venìa de pescar un par de dìas en Cardenas y habìa estado alojado en casa de doña Luzvira. Me confirmò que habìa estado enferma y que ahora se iba para la Argentina. Tambièn iban en la bacaza unos militares y con uno joven de ellos hablè. Me preguntò que iba haciendo y al decirle que iba viajando me contò que a èl le gustaba y cuando tendrìa tiempo se irìa a Perù que es màs barato. Tambièn me dijo que es servicio militar era obligatorio y por eso estaba èl allì y que deberìa ser voluntario.
Tuvimos que esperar en Queillòn a que subirìa la marea para desembarcar despuès de cinco horas de navegaciòn en un dìa claro, con viento y con el volcàn Corcovado nevado presente en todo el trayecto. Nos esperaba un bus para llevarnos al centro. Como ese pueblo no tiene ningùn atractivo especial habìa decidido pasar de largo e ir para Castro. La micro iba a tope de gente en una carretera en obras y el conductor parecìa que tenìa prisa porque tuvo un par de deslices y pasè un poco miedo.
Llegamos al atardecer y enseguida busquè donde dormir a buen precio. Mucho barullo habìa en la capital de Chiloè y fuì a comer algo en la Plaza de Armas. Comì la mejor paila marina que he probado, que aunque algo cara, mereciò la pena. Despuès echè unas fotos a su hermosa iglesia que estaba iluminada con luz del atardecer.
Querìa recorrer la costa de la isla y me informè de los buses que salìan. Tomè la decisiò de ir a Quemchi ya que una mujer de Palena me lo había recomendado y por ser un sitio muy poco turìstico. Al dìa siguiente fuì para allà. En un hostel frente al mar me alojè. Echo de menos los hospedajes familiares porque es un trato mas cercano aunque no tenga las comodidades de un hostel. Quemchu es un pueblo de pescadores con una isla enfrente y con bastantes salmoneras cerca de la costa. Tiene dos fàbricas de pescado donde trabaja bastante gente sobre todo mujeres pues me tocò ver una salida de fàbrica. Me recordaba Santoña en los tiempos de los años sesenta, guardando las distancias, claro. Fuì a una islita pequeña cerca del pueblo que la habían acondicionado para cementerio de las almas del mar, como asì rezaba un cartel, y una iglesia tìpica de Chiloé con rasgos alemanes y un camino rodeando la isla y describiendo los diversos àrboles y para llegar a ella una pasarela de madera que la habìan hecho en auzolàn, o sea, entre todos.
Regresè y fuì a comer. Mientras comìa se sentò a mi lado un marinero de 42 años. Estuvimos hablando bastante sobre el mar y me contò que habìa estado trabajando bastante tiempo con las pesqueras españolas, Pescanova entre otras, que habían ganado dinero a sacos pirateando la pesca en la zona de Somalia pagandoles a ellos una porquerìa. Asì que no le estrañaba que los Somalìs secuestraran, ya que era un robo manifiesto. Claro, que despuès llevaron para defender a las pesqueras barcos de guerra y hasta aviaciòn. Tambièn me contò que las costas de Chile se estaban esquilmando de pescado para la exportaciòn, y el daño que estaban haciendo las salmoneras dejando sin vida la zona donde están por los desechos que producen, pese a que ahora, despuès de la epidemia que hubo, dejan un tiempo insuficiente para recuperarse. Le habìa pasado de todo en el mar y en tierra y el hombre, como buen marinero, bebía. Me contò el dueño del restaurante que allì  era la norma. Que casi todos los hombres bebìan y hasta para trabajar. Que èl normalmente pagaba a la gente que le hacía algún trabajo con un poco dinero y con cerveza o vino porque ellos lo querìan asì.
AL dìa siguiente tomè la micro para Ancud. De primeras me gustò la ciudad. En el fondo de una bahìa en la costa del Pacìfico. De muchas reminiscencias españolas, como todo Chiloé. Fue el último bastión español en la independencia de Chile. Arrasada por el terremoto de 1960 y posterior maremoto, la ciudad se recuperò haciendo la iglesia asì como gran parte de los edificios de la costalera, nuevos.
Me alojé en casa de don José, un antiguo profesor con el que tuve buenas conversaciones, y muy barato ya que con desayuno eran siete lukas. Me entretuve comprando artesanías aprovechando que en la ciudad era todo barato y posteriormente comí en el mercado un buen pescado.
Al día siguiente madrugué para ir en una micro a la pingüinera. Estuve como unas seis horas  andando por la pista de la costa y me encantò porque te asomas constantemente al mar, con gran parecido con la costa cantábrica hace 40 años, pasando por allì el sendero de Chile y  con buenas posibilidades para la bici.
Aunque empezó chirimenando el día, después dejo de llover y salió un sol estupendo disfrutando de lo lindo. Me paré a hablar con un recojedor de algas y me dijo que las malpagaban a 200 pesos el kilo para las fábricas de cosméticos. Otros se dedicaban a marisquear y alguno se quedaba jodido porque  bajaba a bastante profundidad y no le daba tiempo al cuerpo a reponerse. Me recodó que en Santoña antaño hacían lo mismo. Pobres ellos, con poco vivían, unas vacas y unas ovejas y poco más. De todas maneras las algas demuestran que esa parte del Pacífico está sana. Comí en un lugar sin turismo con una vista espléndida.
De vuelta pasé por la pingüinera, allì si que había turismo, y me enrolé en una barca con dos señoras que parecían de USA para ir a las islas y ver la cría de los pingüinos. Allí hay dos clases, la de magallanes y la de humboldt por lo de la corriente de agua fría que pasa por toda la costa del pacífico sur. Fueron interesantes las explicaciones que nos dio el guia, su forma de vida y sus viajes. Me gustó el tour.
De Ancud fuí a Ṕuerto Montt a recoger la mochila pequeña que había dejado mes y medio antes en casa de doña Graciela, comer en el Cirus y tomar al día siguiente el avión para Santiago.
Me recibió muy bien doña Graciela y le hice un regalico.
Ocurrió que tenía la intención de mandar ropa a Maimara en Argentina, ya que allí en una parada de bus del tour nos habian pedido que enviasemos ropa por necesidad. A mi me lo dijo una niña que me puso un collar, una tal Gabriela Perez, calle libertad s/n Maimara c.p. 4622 provincia de Jujui, Argentina. El caso es que después de hacer un paquete con ropa fuí a correos y me dijeron que por órdenes no se podía mandar ropa a la Argentina. Fíjate que pecado, no se podía mandar ropa a gente necesitada.
Fuí a la tarde a dar un paseo en bote por Angelmó, y escondido como estaba, me encantó.
En casa de doña Gracilela estaba alojado un señor con quien hablé y le dije que iba a cenar hacia las ocho en el Cirus. Mientras tanto, paseando por la Plaza de Armas me fijé que había una furgo volkswagen destartalada con un tío subido encima y con unos cuantos instrumentos para tocar. Allí me quedé junto a más gente escuchando las canciones sudamericanas de los paises que había visitado, contando anecdotas de su viaje. Estuvo muy animado y la gente le dimos un poco de dinero.
Despúes de cenar en el Cirus y mientras estaba hablando con un profesor de Hornopidén, llegó Jorge el del hospedaje y se unió a la conversación. Se fué el profesor y nos quedamos tomando los dos y escuchando las canciones típicas chilenas que cantaba el guitarrista. Tiene 71 años y vive en Toronto aunque es de Puerto Montt y estaba allí por un asunto familiar. Me contó su vida en Toronto siendo funcionario del Gobierno. Hicimos buenas migas y nos dimos nuestros correos.
Al día siguiente por la mañana y con algo de cabezuela tomé el avión para Santiago. Me alojé en un Hostel junto a la Alameda lleno de mochileros. Llamé a Gonzalo y Marlyn y se alegraron. Marlyn estaba fuera para ver a su padre y quedé con Gonzalo para cenar en el Venezia al día siguiente.
Con la calor que hacía en Santiago no apetecía mas que estar a la sombra en algún parque. Descubrí varios sitios que no había estado hace seis años y como era sábado había mucha animación.
Comí en el mercado pescado y después una siesta en el parque. Al atadecer comí en el comedor Agustina de la plaza Brasil una cazuela de ave que le tuve que felicitar a la cocinera.
El Domingo lo dediqué a ver el parque Santa Lucía que es donde Pedro de Valdivia fundó la ciudad. Me encanto porque está sobre un cerro y hay unas vistas estupendas de la ciudad. Después de leer el periodico fui a comer algo junto un museo que después visité. Luego de una pequeña siesta en el parque forestal fuí a visitar el GAM, un centro cultural enorme donde había muchas exposiciones gratuitas y una concentración sobre yoga y encima se estaba a la fresca.
A poco llego tarde a la cita con Gonzalo. En el Barrio Bellavista había buen ambiente. Estuvimos compartiendo algunas botellas de cervezas para saciar la sed, y después a cenar en el Venezia, el bar donde iba Neruda.
Médico él, me conto las deficiencias de la salud en Chile, Pero sobre todo estuvimos hablando de viajes. Tarde, me acompañó un rato por la Alameda y nos despedimos quedando para el 2015 y si van para España los recibiré en casa.
Otra vez, con algo de cabezuela a la mañana, a preparar por última vez la mochila para el viaje de vuelta a casa donde me están esperando.
En definitiva un viaje que ha dado mucho de si en todos los sentidos, por el conocimiento de sitios, gentes y tierras y aunque me hubiese gustado haber hecho más monte estoy satisfecho de esta experiencia.

sábado, 23 de noviembre de 2013

De Caleta Tortel a Palena

Salí de Tortel hacia Cochrane el domingo lloviendo y mi intención era tomar el lunes el bus para Coyaique porque me había quedado con poco dinero y el único lugar donde podía sacar era en Coyaique. Resulta que el lunes no salía ninguno y sí el martes, así que me tuve que quedar otro día más en Cochrane. Aproveché para cambiar algún euro. Al llegar fuí a comer y me encontré con la parja de Santiago que había estado en Tortel con Marcelo. Nos llevamos muy bien contandonos nuestras experiencias y hablando sobre el personaje de Marcelo. Más tarde los volví a encontrar en Coyaique y quedamos para vernos en Santiago.
Estuve en la agrupación electoral de Aisen contra las represas en los ríos Baker y Pascua que quiere hacer Endesa y me dieron propaganda. Hay una gran sensibilidad sobre el tema y de hecho había habido recientemente alguna manifestación.
Ya el martes salimos para Coyaique con aguanieve. A la altura de Bertrand el bus se cruzó por la nieve y tuvimos que sacarlo tirando de pala  y con la ayuda de un 4x4 con una sierga.
A mi lado se había sentado una señora mayor que vivía en el lago Cochrane a una hora de camino. Se sentía feliz de vivir allí y me gustó lo que dijo, así que nos pasamos los correos y cuando tenga hospedaje me dirá para que vaya por allí.
Ya en Coyaique depués de ocho horas de viaje encontré buen hospedaje y después de cenar llamé a Victor, con quien había estado en Valdivia junto a su Hermana y su madre en la cervecería Kutsman. Vino con su mujer en la micro que utilizan para transportar niños a los colegios. Después de hacer unas compras fuimos a su casa donde estaban sus tres hijos con su hermana y su marido. Me sorprendió la relacción tan fuerte que hay en su familia ya que casi todos los días se hacen visitas entre ellos. Después de saludar a su madre que está enferma pero con ánimo, echamos unas cervezas en su casa y a la una tomé un taxi por consejo suyo por seguridad, y fuí al hospedaje.
Al día siguiente fuí a conocer el parque nacional que está a siete kilómetros e hice un trkking de tres horas. Aunque no es gran cosa me sivió para estirar las piernas y estar en contacto con la naturaleza.
Al otro día estuve pescando en la confluencia de dos ríos y me quitaban las truchas las lombrices enseguida. Tambiénme tocó ver una manifestación y huelga de empleados públicos en la que participaban hasta los jueces. Como estaban en campaña electoral había en las calles bastantes carteles y caravanas de coches, pero no aprecié un gran seguimiento.
Estaba sentado en un banco en la plaza y entablé conversación con una chica que estaba al lado esperando a su pololo. Empezamos hablando de la cantidad de perros sueltos que hay en las calles y que han llegado a matar a alguna persona, y terminamos hablando de política y me dijo que había grandes problemas pero que ella veía que nadie les presentaba soluciones. Como después se confirmó, la juventud no participó casi en las elecciones habiendo una altísima abstención.
Decidí pasar el fin de semana de elecciones  en Puerto Cisnes y fuí para allá. Por recomendación del dueño del bar donde comía en Coyaique, me alojé en el Bella Vista, donde paran los trabajadores  de paso y me enteré después que era de una familia mormona. No es de extrañar porque en todo el sur de Chile se ven muchas iglesias evangelistas y de otro tipo. Allí en Cisnes por lo menos había 5 en una población de 2.500 habitantes.
Puerto Cisnes está en la entrada de unos canales y fiordos que dan al mar y a la desembocadura del río Cisnes. O sea, estupendo. Fuí a reconocer la desembocadura y allí encontré a Mansilla, jubilado del mar que vive allí con algunas vacas y con sus perros. Me contó un poco de su vida pues había navegado en una barcaza recorriendo todos los puertos entre Chiloé y la costa continental, y me informó de la pesca en el río. Le había dado una trombosis y andaba mal. Me dijo de ir en el bote al día siguiente si hacía buen día. Tras casi dos horas de marcha río arriba llegué a un buen remanso y me puse a pescar. A los pocos cañazos saqué una trucha maja, pero la única, porque hacía tan buen día que se dedicaron a tumbarse, como hice yo a la orilla del río. Se la regalé a Mansilla.
Al día siguiente era día de elecciones y hacía un día perro, pues llovía y hacía frío, pero bueno para estar al lado del fogón.
Fuí a verle al día siguiente y no aparecía. Había comprado algo de comer y de beber y allí había un joven y uno mayor echando unas cervezas. Me uní a ellos y saqué la comida y la bebida. Compartimos todo con buen ambiente. El joven era leñador y sacaba una pasta por metro de leña partida, y el mayor trabajaba en una fábrica de mallas para las salmoneras pero ese día no había ido a trabajar. Vino también un amigo de Mansilla con unos choritos para limpiarlos. Había sacado 300 lukas vendiendo choritos en las dos tiendas que tenía. Enseguida salió Mansilla con sus perros, con cara de resaca, ya que había ganado la Bachelet y lo había celebrado ampliamente. El caso es que nos juntamos uno de cada madre departiendo y tomando.
En el hospedaje estuve hablando con una gente que trabaja en las salmoneras y me contaron  que estando en la isla Magdalena, que es la segunda más grande de Chile y estaba enfrente, tenían en un fiordo una salmonera que está debajo del volcán Mentolat que en los días claros estaba precioso, y un día avistaron una familia de orcas y uno de ellos las grabó en video. Decían que eran zonas en que nadie había pisado y que era alucinante. Le pregunté cómo se podía llegar allí y me dijeron la posibilidad de que la compañía salmonera haría un tour turístico de visita a las salmoneras. Habrá que tenerlo en cuenta.
El lunes salimos para Puyuhuapi para ver el pueblo que me habían dicho que era muy bonito. Mi intención era pasar un par de días allí visitando el parque Queulat y el glacial colgante, pero el bus de Becker sólo pasaba por allí los martes y sábados y no tuve más remedio que visitar el pueblo y partir al día siguiente. Puyuhuapi un pueblo bonito y muy tranquilo  al final del fiordo y dedicado a la pesca de la merluza que va para España. Está tan esquilmada que tienen que salir a alta mar a pescarla. Colonizado por alemanes de eslovaquia a mediados del siglo pasado.
Compré boleto para Puerto Cárdenas para visitar a doña Luzvira por encargo de Satrus, y a comer bien y a pescar de paso. El caso es que en el viaje me enteré por el chofer, ratificado después por un pariente de doña Luzvira, que había ido al norte porque estaba enferma, y no había nadie por allí. Me resultaba raro porque había llamado varias veces por teléfono y me salía siempre el buzón de voz..
Así que sobre la marcha hablando con unos y con otros, bajé en Santa Lucía con la inteción de desviarme a conocer Futalefú, muy famoso por sus raftings.
Por toda la carretera Austral está llena de obras porque quieren ampliarla  y ponerle piso de cemento que es lo que se usa aquí por la climatología y los recorridos se hacen largos,  penosos y a veces peligrosos. Recorridos de 90 kilometros que hay de Puyuhuapi a Santa Lucía costaron 6 horas.
 Santa Lucía es un pueblo hecho en la época de Pinochet que fué el que hizo construir la carretera Austral usando al ejército. Es el cruce de camino hacia los pasos de frontera con Argentina de Futalefú y Palena. Hablé con un argentino afincado allí y me contó un poco la historia del pueblo. Me alojé de churro en un hospedaje lleno de trabajadores de las obras, que la verdad están en unas condiciones precarias. Allí vimos el partido amistoso de Chile contra Brasil pero no lo terminamos porque nos moríamos de sueño.
Mientras cenaba, un señor de la municipalidad de Palena me invitó a ir a Palena que está en la dirección de Futa pero no es tan turistico, diciendome que me iba a gustar. Conque al día siguiente fuí a Palena, A diez kilómetros de Argentina, a ver lo que era aquello. Bueno, no sé si es porque tenía ganas de estar descansando unos días o es que me gusto tanto el sitio, el caso es que me quedé cinco días. Buscando alojamiento, George, un chileno de Valdivia que estaba haciendo un trabajo para una empresa turística, me indicó un sitio donde alojarme. Hector y Meche con sus tres hijos, en su casa estuve casi como en la mía. El es pintor de brocha gorda pero le pega a todo lo que sale y guía de montaña además de korrikolari, y Meche trabaja con los niños desasistidos.
Palena tiene muchas posibilidades de todo, de monte, de caballo, de pesca. Al día siguiente fuí en una micro que va una vez a la semana a conocer California, lugar idílico, con unas praderas bellas con el río Tigre al lado. El río Palena el más grande de Chile cerca del pueblo. Por los alrededores cerros nevados por todos los sitios. Estuve en el rodeo con el chaval que lo lleva y me dijo que al día siguiente me montaría en un caballo. Pero como llegué tarde no fué así. Subí con Héctor al cerro La Bandera todo a derecho en una hora a todo correr. Había unas vistas muy bonitas. Tomé la micro a las 6 de la mañana y fuí a ver el glacial Yelcho con una hora de caminata. Según me dijeron había retrocedido en 20 años un kilometro. Sólo por la caminata merecía la pena pero el glacial estaba impresionante.
Participé en una fiesta en su casa de un montón de niños y algunos padres con motivo del fin de curso, donde departimos ampliamente.
Tanto en el río Tigre como en el Palena calleron algunas truchas pues hay mucha pesca y grandes salmones.
Ya he quedado en volver porque quiero bajar el río Palena hasta su desembocadura en balsa, quiero hacer una ruta a caballo de varios días desde Palena a Lago Verde durmiendo a lo gaucho, quiero ir con Héctor a la base del cerro Moro a ver las lagunas y algún otro cerro más y quiero pescar, o sea que nos hemos dado los correos para informarnos y para el verano austral del 2015.Allí estaré.




















lunes, 11 de noviembre de 2013

De Chile Chico a Caleta Tortel

Salí de Calafate a las tres de la mañana rumbo a Los Antiguos por la famosa ruta 40. la mayoría de los pasajeros eran mochileros que iban a Bariloche. Trece horas por la pampa Argentina reseca gran parte de ella donde los guanacos son los únicos que sobreviven a ella y allí donde hay asentamientos humanos también se ven ovejas y vacas. Por toda la ruta en las alambradas de separación se ven numerosos guanacos muertos en el intento de saltarlas , o quien sabe, de los disparos de los rancheros para eliminar la competencia por los pastos.
Ya en Los Antiguos nos bajamos una pareja francesa y yo. Nos juntamos para contratar un taxi para llevarnos a la frontera chilena y después a Chile Chico. Nos hospedamos en el mismo sitio, donde estuvimos tres días compartiendo mesa con las excelentes comidas de doña Carmen que tenía un catarro agarrado.
La pareja francesa me contaron que estaban en el paro y que iban a estar hasta abril llegando a Perú. Muy majos ellos parecía que estábamos viajando juntos. Además de nosotros no vi a mas mochileros y esa ha sido la tónica en general fuera de los circuitos turísticos.
En Chile Chico se vive de las minas de oro que hay y del turismo además de ser la principal salida o entrada a la Argentina. Hasta hace no muchos años que no estaba hecha la carretera , la única comunicación con el resto de Chile era por la barcaza atravesando el lago Carrera hasta Ibañez. Tienen tanta relación con la Argentina que es habitual comprar con pesos argentinos y hay gente de otros sitios que los consideran Argentinos.
Me dediqué a pasear y a pescar en el lago Carreras en la salida del río Jeinimeni que no tuve fortuna ya que donde picaban había que atravesar el río y no quise arriesgarme. Fuí a saludar a un amigo de Satrus que no había manera de pillarlo porque estaba pescando todo el día. Luego me dijeron que vendía todo lo que pescaba.
Pasado el largo fin de semana del 1° de noviembre el lunes se fueron los franceses a Ibañez en la barcaza y yo fuí a esperar la micro que venía de Guadal según pregunté en turismo. Se le ocurrió que ese lunes no quiso venir porque estaba "mala". No me quedó más remedio que probar a hacer dedo. A las dos horas me paró uno que iba a Puerto Tranquilo. Fueron cien kilómetros por una carretera de ripio con algunos tramos peligrosos, siempre a lo largo del lago Carreras el más grande de Chile pero muy bonito aunque no lo pude apreciar mucho dada la velocidad de la camioneta.
Me dejó en Guadal y enseguida me alojé en El Gringo. Me gustó Guadal en la orilla del lago con amplias vistas por todos los lados a las montañas y al lago. Al día siguiente pertrechado de almuerzo y caña de pescar y con las indicaciones pertinentes de un primo pescador de María la Posadera, Fuí primero a ver la cascada del río Maqui a una hora de camino y después a pescar. La cascada era impresionante pero más fué el salmón que pesqué al primer cañazo en un pequeño remanso más abajo de la cascada. Entraban las truchas hasta con trozos de lombriz, creo que hubiesen picado hasta con piedras. Las tiré todas al río porque con el salmón me bastaba. Volví y María me preparó el salmón, comí un trozo y no me gusto mucho porque tenía un cierto sabor a lodo.
María que se considera de derechas me contó las dificultades que tiene para vivir con la hostería que paga arriendo porque no se trabaja ni la mitad del año con el turismo, teniendo que hacer otros trabajos en otros lugares. Esta es la norma en la Patagonia de ahí la movilidad tan grande que se tiene y se conoce casi toda la gente.
Cayeron por el hospedaje dos israelitas majos que estuvieron en el movimiento de los indignados en Tel Aviv el año pasado, y que obligo al gobierno a retroceder y a hacer concesiones. Me contaron las relaciones con los palestinos pues uno de ellos vive a dos kilómetros de Gaza teniendo amistades en la otra parte. María les indicó la mala imagen que tienen los israelitas en Patagonia, por el mal comportamiento que tienen algunos de ellos.A ellos no les hizo ninguna gracia pero agradecieron a María la información y le dijeron que recomendarían la hostería. No es la primero vez que he escuchado esta información.
Al día siguiente tomé una micro que me llevó al cruce. Allí esperando al bus que venía de Coyaique hice dedo en dirección sur hacia puerto Beltrand y el nacimiento del señor río Baker el más grande de Chile, con la polémica represa que quiere hacer Endesa. Un camionero que iba para O´higgins me paró y me llevo hasta Beltrand.
En Beltrand me hospedé al lado del lago en casa de la señora Carmen buena cocinera. Me dediqué a visitar el nacimiento del río y logicamente a pescar. Conocí a don Raul de 84 años, pionero, barquero ganadero, gran pescador se ha dedicado a todo en su vida y sigue estando activo. Pasé con él muchos ratos. Me contó como había nacido Puerto Bertrand y se había colonizado toda la zona. Habían conseguido unos ingleses de Punta Arenas una concesión del Gobierno en Caleta Tortel para explotar los recursos río arriba del río Baker sobre todo la madera y la lana de las ovejas de las ricas praderas de su ribera. Echaron a los indígenas que se opusieron y fueron cazados como conejos porque estorbaban. Hicieron un camino de caballos hasta Beltrand con el fin de poder exportar los productos atravesando los lagos en barcaza hasta la Argentina ya que el lago Carreras se comparte entre los dos paises. Hasta llevaron un barco por tierra hasta el lago.Al cabo de unos años la hacienda fué bandonada. Los chilenos que trabajaban en la Argentina fueron echados y éstos se buscaron la vida ocupando la estancia abandonada. Posteriormente los ingleses reclamaron y hubo un conflicto. Los carabineros llevados allí se negaron a disparar contra sus compatriotas y se solucionó pacificamente.
Esta historia que forma parte de la vida de don Ramón, y más, fueron parte entre cerveza y trago de las conversaciones el lado de la cocinilla de leña.
El segundo día fuimos a ver y a pescar en la desembocadura con cascada del Neff con el Baker, un sitio idilico donde iba con su familia a pasar el día. A la vuelta paramos en un rancho a comprar un metro cuadrado de leña por 8 lukas, como 300 kilos, y le ayudé a cargar y descargar a la llegada. La forma de pescar como todos los de la zona consiste en lanzar como una onza el aparejo con el hilo enrollado a un bote y dejar quieto el cebo. O a cucharilla recojiedolo rapidamente. Estando con el pescando no tuvimos suerte, pero por mi cuenta pesqué varias de ellas y bastante majas. Una de ellas me la preparó la señora Carmen y otra grande se la regalé a un hombre que tenía 4 hijos. Una trucha grande que dejé muerta en un charco del río medio tapada desapareció y eche juramentos por el pescador que me la había quitado, pero me dijeron que había sido un bisón que es una plaga y fueron traidos a estas tierras desde fuera.
Al día siguiente tome la micro a Cochrane y de allá a Caleta Tortel, después de hacer dedo tres horas.
Al atardecer llegué y enseguida busqué alojamiento, sólo, como en la mayoría de ellos por estas tierras.
Con un tiempo paradisíaco me pareció el pueblo totalmente fuera de lo común, porque no hay calles sino pasarelas ya que viven alrededor de la caleta del fiordo que entra de entre los canales del mar que hacen las numerosas islas que hay alrededor. Fuí a recorrer el pueblo por las pasarelas, compré una cerveza y me fuí a beberla a la playa que hay al final en la desembocadura del Baker. Había fotos por todos los lados: de las barcas, del fiordo, de las islas,de las casas casi colgadas. Y encima con un rojo atardecer que hizo que esa noche haría frío. Busqué un sitio para comer y llené el buche ya que no había comido en todo el día, habitual en estos viajes. De camino a la pensión tenía ganas de echar un vino y en un restaurante vi a dos que estaban echando unas cervezas. Entré y pedí un vino. como no tenían más que botella le dije al jefe que era demasiado pero el otro me dijo que nos la beberiamos a medias. Acepté y así conocí a Marcelo Ramón Nahuel Urrutia, personaje donde los aya. Hablamos hasta que se hizo de noche. Me ofreció su chabola para dormir y le dije que ya había pagado el alojamiento de los dos días. Pero quedamos para el día siguiente a la tarde. Pasé frío a la noche y me levanté tarde a las 9 por la calorica de la cama. Después de desayunar fuí a ver el cero que está encima del pueblo. Todo marcado y en gran parte tipo pasarela ya que está muy empapado de musgo, agua y hierba. De arriba una vista impresionante con toda la desembocadura del río Baker y seis brazos de agua, rodeado de montañas nevadas de unos 1500 metros, glaciales y cascadas. No sé, pero quizás sea la imagen idílica que se tiene de lo puede ser un paraiso. Allí me quedé buen rato sentado, pasmado. Después de comer fuí a ver a Marcelo, con la caña, claro.Me recibió en su chabola que está como a 20 minutos del pueblo en tierra firme, junto al aserradero, el embarcadero y el pequeño aerodromo. Estaba hecha de pedazos de restos de troncos aserrados y con una chapa encima. Dentro un habitáculo con una cama hecha de trozos de madera a modo de catre y un colchón encima con unas mantas alguna quemada. La moto sierra y algunas herramientas más estaban revueltas con el resto de las cosas. Y al fondo de los 12 metros cuadrados. estaba el fuego de un barril partido por la mitad y con un agujero por donde echar la leña. Otro colchón cubierto con un plástico y alguna manta más también. Se dedica a todo y ha sido de todo. Cuida el embarcadero junto con su hermano que vive al lado en una casa normal con su mujer y sus hijos. Le ayuda a su hermano en el aserradero. Ayuda al embarcar y desembarcar los productos para el pueblo ya que al no haber calles los productos tienen que ser llevados por barca hasta los embarcaderos del pueblo. En verano conduce barcas a los turistas por los fiordos. En otoño se va a pescar a mar abierto. En invierno se lo pasa a veces fuera. Domador de potros con coces en el pecho y hombros. Con su difunto hermano cantando con la guitarra en los rodeos o allí donde le llamen. Pero sobre todo, buena persona, amiga del alcohol, por circunstancias de la vida. Lo da todo sin esperar nada. Sólo la amistad y el cariño. Me quedo con él. Fuimos a pescar un rato cuando la marea empezaba a subir, pero bajaba demasiado turbia y apenas entraron unos peces pequeños. Me enseñó el Quincho, lugar donde se festeja la gente por cualquier acontecimiento. El día de su cumpleaños, 42, unos días antes, se habían comido entre cuatro un cordero de 12 kilos con 24 cervezas, algunas botellas de vino y algunas de Chicha.
Al llegar la noche me fuí y quedamos al día siguiente a la mañana antes de que me iría para Cochrane. Al día siguiente lloviendo pero fuí para allí con litro y medio de vino, longanizas y patatas. Hicimos fuego fuera porque se estaba mejor y allí estuvimos tomando y comiendo. ¿ Qué canciones cantó de estas chilenas que cantan los gauchos hablando de cada detalle de la naturaleza o de la vida? Se pasó rapidamente el rato y quedamos en tomar nuestras direcciones y llamarnos. Algún día volveré a Chile y lo buscaré para saludarlo, si está vivo para entonces, porque la forma de vida que tiene y su salud, no sé, ojala dure mucho.Con pena fuí para Cochrane dirección norte a terminar el pasaje por la Patagonia.